La cena indiscreta del locuaz Rexach

Hace años, cuando yo era un chaval, Marca tenía un periodista veterano, muy ocurrente, llamado Rafael Martínez Gandía, que tenía una sección especial. La firmaba como ‘Imaginated Press’, agencia imaginaria como imaginarios eran sus contenidos, teñidos de humor e ingenio, y cargados de verdades como puños. De esas que no se pueden contar por incómodas e indemostrables. Grandes piezas. A veces eran entrevistas, bajo el epígrafe: ‘Lo que nunca nos dijo ni nos diría...’. Esas entrevistas eran la mejor forma para conocer lo que de verdad pensaban los entrevistados y nunca confesarían en entrevistas convencionales.

Lo he recordado de golpe con el pequeño milagro de esa deposición de Rexach, en una cena de tiempo atrás que guardó reposo en un cajón hasta que ahora ha visto la luz. Un pequeño milagro. En estos días de tanta distancia con la sinceridad, Rexach abre las puertas a la calle como las abrían aquellas entrevistas de la ‘Imaginated Press’. Como entonces, todo lo que cuenta me suena no ya a verosímil, sino a verdades rotundas. En tiempo de tanto disimulo, cuando las cosas se sospechan pero nos cuesta verificarlas, es una bendición que un personaje como Rexach ponga tantas cartas boca arriba.

Sin duda es un apuro para el Barça. Rexach no es un exjugador que se ha echado al monte, sino un miembro del ‘staff’ del club. Pero esto es problema del Barça. Lo demás, las ‘pizzas’ de Messi, el enfriamiento Guardiola-Vilanova, la severidad dúctil de Luis Enrique y hasta el listón de estética facial que se exige en el Madrid, son cosas que ilustran al aficionado sobre lo que pasa y deja de pasar en nuestro fútbol, y por qué pasa. Y esta vez sin el velo prudente de una ‘Imaginated Press’, feliz efluvio de la imaginación creadora de mi inolvidable Martínez Gandía. Esta vez lo ha contado un personaje de la situación.