La Roja y el Viernes de Ramos en Sevilla

España juega en Sevilla y quedan muchas entradas por vender. Es todo un síntoma. Y eso que el partido no es fácil y tiene importancia. España perdió en Eslovaquia la primera salida del grupo y eso pone caro el primer puesto del grupo, porque además de ganarnos a nosotros en su campo, han ganado a domicilio a Ucrania, Bielorrusia y Macedonia. Eslovaquia lleva cuatro victorias de mérito y está en muy buena posición para ganar el grupo. Ahora mismo, España y Ucrania pelean el segundo puesto. Hoy hace falta ganar o ganar. Si no, podríamos acabar en una espeluznante repesca de terceros.

Así son las cosas en esta Selección, excelente no hace tanto, y que ahora se reinventa. Aquí mismo recuerda Míster Chip que España sólo había perdido 5 partidos de los 51 anteriores al desastroso de Holanda en Brasil. Desde aquello encadena cinco derrotas en nueve partidos, lo que explica a las claras que el equipo aún no está rehecho. Y cuesta, porque se han ido algunos principales, otros están en baja forma, y los que aparecen, con ser buenos, ni son como aquéllos ni pueden conseguir un funcionamiento tan armónico en unos pocos partidos. Esto lleva tiempo, como lo llevó hacer aquel otro equipo.

Pero hay algo intacto: la pareja de centrales, Sergio Ramos-Piqué, que cualquiera querría. Una peana solidísima. Sergio Ramos cumple diez años en la Selección, justamente en su ciudad, pero parece que ni eso anima el ambiente. No me gusta. No es grato el recuerdo del tiempo en que nuestra Selección era como un estorbo que irrumpía de cuando en cuando entre la discusión apasionada en torno a nuestros clubes. Lo malo es que sólo la propia Selección puede reavivar el entusiasmo perdido. Con juego, con victorias y con la fe y constancia que al cabo del tiempo aún muestra Sergio Ramos.