Messi, Neymar, James y el arbitraje

Algo está saliendo mal en la Copa América. Pocos goles, mucha leña, un aire belicoso que se extiende hasta los banquillos,(o nace de ellos). Unos árbitros demasiado permisivos, por lo que se ve a conciencia. Al final del Argentina-Colombia, Messi se dirigió al de turno, el mexicano Roberto García, para quejarse de su permisividad, y él le contestó con sencillez: “Esto no es Europa, esto es América, aquí se juega así”. Es América, no Europa, pero el Reglamento del Fútbol es tan universal como el Código de la Circulación. Y en ambos casos es menester cumplirlo, porque si no, llega el caos.

Messi está jugando bien, y hasta muy bien a ratos, porque es incapaz de lo contrario, pero no está siendo ese Messi del Barça, que separa las aguas. Neymar terminó desquiciado el partido contra Colombia y eso le costó una suspensión de cuatro partidos, tras un esperpento en el que la sanción pasó de dos a uno y a cuatro partidos en tres días. Hablo de las dos grandes estrellas del campeonato. James tampoco ha lucido, víctima indirecta de la leña que da su equipo, que ha llevado sus partidos a ese territorio. Cuando un equipo pega, el otro responde y en ambos bandos los que cobran son los talentosos...

Hay, se nota, cuentas pendientes del último Mundial, donde se dieron partidos duros entre estas selecciones. Para moderar la dureza se inventaron las tarjetas, que aparecieron en el Mundial- 70, a consecuencia del encanallamiento del Mundial-66, con Stiles, Morais y demás. Si no se usan bien, pasa lo que pasa. Se nota el hundimiento de la CONMEBOL, con casi todos sus jefes a la sombra. Sin tutela, los árbitros se dejan ir y hasta me parece detectar en ellos una mirada malévola hacia los que triunfan en Europa. “Este es el fútbol macho, el de verdad”, parecía quererle decir García a Messi.