Thomas Prerovsky, que sostiene que empezó a salir con la jugadora cuanto ésta tenía sólo 16 años, afirma que la victoria tras un partido significaba sexo para Barbara Schett, y algunas veces de forma inmediata, sin tiempo apenas para quitarse la ropa de tenis.

Cuando lográbamos una buena victoria apenas podíamos esperar para que Barbara se cambiase de ropa. Era fantástica en la cama y tenía un cuerpo para morirse. Absolutamente perfecta”.

Según el diario sensacionalista, Thomas, de 35 años, mantuvo relaciones con la jugadora con el consentimiento de sus padres. “Fue una decisión conjunta, entre Barbara, sus padres y yo, y funcionó perfectamente, además nos ahorrábamos dinero porque no necesitábamos una habitación extra”.

“Mis métodos funcionaron a pesar de ser mi primera experiencia como entrenador y ella subió en la clasificación mundial; del puesto 120 pasó al 80, luego al 50, después al 30 y más tarde al 25. Fue séptima al final de 1999”.

El problema para ambos fue que se enamoraron. “Sucedió en unas vacaciones en Hawai en 1999, paseábamos por la playa cogidos de la mano al atardecer. Son los recuerdos más hermosos que tengo de Babsi. Luego llegaron las derrotas y la relación se fue apagando”.