Por lo que lleva hecho durante la temporada de tierra y por lo que acaba de pasar en la Philippe Chatrier, hay quien le considera ya como el mejor de todos los tiempos en tierra batida... y candidato a ser el mejor jugador de la historia.

No me gustan esas preguntas, por la sencilla razón de que no me creo el mejor de la historia, ni me lo planteo, ni pienso en ello. Sí soy un muy buen jugador, de acuerdo a los resultados que consigo. Tener todos esos resultados es para mí un sueño, algo que yo no podía imaginar: cinco Roland Garros, seis Masters en Montecarlo, cinco en Roma, un total de siete Grand Slams

Las impresiones: el partido, Soderling, el pequeño discurso en francés

Me he sentido muy bien físicamente y moviéndome mejor que en todo el torneo. Todo junto, tenía mucha más confianza. Tenía que abrir a Soderling al revés para que no se sintiera cómodo, lo que es difícil. Con la fuerza de sus tiros planos es casi imposible entrar en el punto. Las lágrimas fueron de felicidad. Eran un poco dejar escapar la ansiedad de los momentos difíciles que he tenido. No quería pensar en nada. Y hablé en francés porque lo entiendo bastante bien, se parece mucho al catalán y cada vez voy perdiendo más la vergüenza, como ya me pasó con el inglés.

De vuelta al número uno. Y llega Wimbledon

Ahora quiero disfrutar. Después ya me adaptaré a la hierba, esta semana en el Torneo de Queen's. Mi intención es jugar dobles el martes, junto a Marc López. No espero nada concreto de Wimbledon, aunque allí sólo puedo progresar: no defiendo ningún punto del año 2009. Como de costumbre, lo que quiero es jugar cada vez mejor. E insisto: me importa sobre todo que he vuelto a ganar Roland Garros, más que el número uno. Y, si ganara Wimbledon y el US Open, esos triunfos también me harían más feliz que el número uno.