Rafa Nadal reconoció ayer que pidió a la ATP "jugar con zapatillas de hierba" para tener más seguridad en los desplazamientos sobre la pista azul. Un artículo (7c, ii) del código normativo del circuito lo prohíbe: "Las zapatillas para hierba no pueden ser usadas en un partido de tierra". Las primeras llevan unos taquitos en la suela para lograr más agarre; las segundas, surcos longitudinales poco profundos para permitir el deslizamiento sin perder equilibrio. En torneos como el de Kitzbühel, en Austria, se llegaron a utilizar anteriormente. "La pista podría destrozarse", responde Carlos Moyá ante esa posibilidad.

Nadal, que buscará dentro de tres semanas su séptimo Roland Garros, quiso alejar ya la polémica: "Soy tenista y no pistero, y estamos hablando poco de tenis". Pero recordó que "las condiciones son totalmente diferentes a las de cualquier torneo de tierra, y si estuviera colocado en verano o al final de temporada, no tendría nada en contra de la innovación".

"La pista azul no es un problema de Tiriac, de Santana o de Moyá. Yo ya intenté desde el Consejo de Jugadores que no se aprobara por parte de la ATP. El torneo de Madrid es fantástico y tiene poco margen de mejora", valoró.

"De la pista ya se ha hablado suficiente. Lo único que me puede hacer no estar contento es que echo en falta que en un torneo en casa no se intente favorecer más a los españoles, que las condiciones sean más adecuadas a nosotros, las que históricamente se nos han dado bien". Es decir, pistas más lentas y bote alto y más vivo. "Pero si no gano, será porque no he sido lo suficientemente bueno. No por la pista, que es igual para todos", cerró.