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MASTERS CUP

El maestro Djokovic paró al Nadal número uno

El serbio se impuso por 6-3 y 6-4 al balear. Nadal nunca se sintió a gusto en la pista. Dejó escapar su segunda final de Masters Cup ante un serbio pletórico.
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Novak Djokovic sostiene el trofeo de campeón de la Copa de Maestros en el O2 Arena de Londres.
Facundo ArrizabalagaEFE

Cuando uno debe jugarse el alma a los dados con el demonio pueden pasar estas cosas... sobre todo si la partida es en el cubil predilecto del Príncipe de las Tinieblas. Sin duda, Novak Djokovic es para Rafael Nadal Parera la encarnación del Príncipe de las Tinieblas: Nadal, que podría ser el Ángel Exterminador, acaba el año como número uno del mundo y ha ganado dos títulos de Grand Slam por uno de Novak en este 2013 que agoniza. Pero cualquiera puede ver que el inquietante Djokovic también limita el número y calidad de títulos que Nadal podría firmar a estas alturas (de momento, Rafa ha perdido ante Novak tres finales de Grand Slam y una de Masters Cup). Y, pese al 22-17 para Nadal, cara a cara, el Djoker Djokovic, lagunas de concentración al margen, reitera que posee el antídoto contra el juego blindado de Rafael Nadal.

Así, y en 96 minutos, Djokovic, Príncipe de las Tinieblas, de negro ala de cuervo, sentenció su tercer título de maestro con tanteo de 6-3 y 6-4: su victoria consecutiva número 22 para su cuarto título de este otoño. Más dura resultó la superioridad del Djoker en juego de campo, restos y puntos en red: 14/18 para el serbio, 2/2 de Rafa. Todo venía dictado por descargas al resto, tiros planos bajos y reveses paralelos que, desde el 3-0 de salida para Novak, rebajaron los puntos ganados por Nadal con primeros saques (58%)…y con segundos: sólo 50%. Además, Djokovic (70% con segundos) estampó seis saques directos…y Nadal, cero. Aparte, Djokovic borró el plan de ataque a Nadal (Novak salió del 3-3 con parcial de 6-1)…a base de recuperaciones no de este mundo: más bien del Averno.

Pero como el cuervo ya no puede ser más negro de lo que son sus alas y como Dios está con los que saben sufrir con constancia (Capítulo VIII del Corán), Nadal alzó la resistencia de un arcángel o un número uno contra los manejos del demonio Djokovic en el corazón de sus dominios: la pista cubierta, donde los botes se difuminan, donde el superliftado de Nadal no es la poción mágica que tantas rendijas le abre en el juego de tierra batida.

Con 3-5 y servicio en el último set del torneo, Nadal aún salvó una pelota de partido. Con 4-5 y bajo el azote del servicio de Djokovic, Rafa eludió otro match point, cargando a la desesperada: en lo más hondo del infierno no queda sitio para los débiles. Al fin, y al tercer match point, un tiro profundo y pesado se le marchó largo a Rafa. Y Djokovic reinó y rió en sus dominios.Y Nadal se va ahora a jugar exhibiciones. Decía Connors sobre McEnroe: “Le perseguiré por todas partes del mundo”. Así, Nadal va a seguir persiguiendo a Djokovic…y Djokovic a Nadal: en menos de dos meses, en Australia, cerca del fin del mundo.