-¿En qué momento sintió la lesión y cómo la evalúa cuando todo está tan fresco?

-No tengo ninguna lesión grave, sólo tengo la espalda clavada y me afectará varios días, cuatro o cinco días: ya está, nada más. Pero un partido tan importante como este no se puede ganar con una limitación semejante. Es la primera vez que me pasa en un partido de este calibre, aunque alguna otra vez, como en Montreal, tuviera algún aviso. Nunca en momentos importantes.

-¿Había más problemas cuando sacaba...?

-A partir del calentamiento, que fue cuando ya noté algo, cada juego que sacaba me iba limitando más, y el siguiente saque estaba un poco peor. No tengo suerte en este torneo, cuyas condiciones son buenas para mí, y me resulta algo doloroso, pero es una coincidencia: forma parte de la vida. Han sido dos semanas emocionantes, rematadas de un modo doloroso, aunque sólo pueda tener palabras de emoción para la respuesta del público hacia mí. Lo último que quería era retirarme en una final. Estoy orgulloso de mí por no haberlo hecho.

-Así y todo, ha ganado el tercer set...

-Siempre intento lo mejor y he ido sobreviviendo como he podido. Ese set lo he ganado porque Stan se puso nervioso y yo remonté con suerte varios juegos al servicio. He pensado dos o tres veces en irme a darle la mano. Pero he dejado todo lo que tengo dentro y me voy triste y a la vez feliz... porque nadie puede exigirme más de lo que he dado hoy. Como digo, es la vida y es el deporte.

-¿Wawrinka?

-Ha jugado al nivel increíble que ya venía jugando. Es un buen amigo de verdad. Para ganarle en un partido como este, yo tendría que haber estado en condiciones de haber llevado el partido al límite y haberle puesto en situaciones complicadas. Y, sencillamente, yo no estaba en condiciones de hacer eso