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Copa Davis | Pedro Muñoz

“Hubiera ido a llorarles o a agarrarles del pecho”

Pedro Muñoz, que presidió la Federación Española antes de José Luis Escañuela y que vivió un agrio enfrentamiento con los jugadores, hace su análisis... y sus denuncias.

Actualizado a
Pedro Muñoz.
Jesús A. OrihuelaDIARIO AS

¿Cómo ha vivido la reciente eliminatoria de Copa Davis que ha consumado el descenso y a la que no han ido, por lesiones o renuncias, nueve de los doce top-100?

—Con dolor. Y de forma solidaria con los que han ido. Lo verdaderamente grave no es ganar o perder, sino el antes, y lo que va a provocar el descenso.

—El antes. ¿Cómo se explica que renuncien algunos de los mejores?

—Por partes. En la Davis, a nivel internacional, hay una pelea entre los grandes jugadores, mejor dicho sus mánager y las multinacionales, para acabar con la competición y jugar un Campeonato del Mundo cada dos años. En cuanto a España, el tenis no es el fútbol, y aquí se había logrado crear un sentimiento. Como el Cholo ha generado un sentimiento en el Atleti en torno al cual ha fijado a todos: la mayoría arrastra a la minoría.

—¿Eso se ha esfumado?

—El padre de uno de los tenistas que no ha ido a Brasil me ha dicho estos días que antes había ese sentimiento. Y este es un deporte que no llena los estadios, no lo olvidemos, salvo con Rafa Nadal. Por eso hay que hacer ambiente, equipo, crear ilusión, apoyar al tenis base. Al final, las cosas pasan por algo.

—¿Por qué se ha perdido esa ilusión?

—Lo más grave es que ha aparecido el ‘conmigo o contra mí’ en la Federación Española con José Luis Escañuela. Los castigos: territorial o club que no está con su política es apartado o no se le da subvención.

—¿El ambiente de división que dice hay en el tenis español puede haber influido en los jugadores?

—Ha trascendido, claro. Dirán, ‘¿para qué me voy a mojar?’.

—¿Qué hubiera hecho si se encuentra en una situación como la de Brasil?

—Lo primero, no saltarme una norma de sagrado cumplimiento que aprobó la Federación: el ‘Código de confort y seguridad en los nombramientos’. Con ello se habría asegurado que la persona que vas a nombrar no tenga ninguna laguna...

—¿Se refiere a que Carlos Moyá no era un capitán adecuado?

—Bueno… Escañuela no observó esa norma y fue denunciado al CSD por ello. Moyá, y lo ha dicho recientemente Manolo Santana, ya se negó a ir a la Davis. Pero es que si a mí 15 días antes me dice el capitán que nueve de los mejores, por unas razones u otras, no juegan, me voy a llorarles o a agarrarles del pecho, en persona, para decirles que hay que salvar la categoría de España, que es una potencia y que cuando la hemos tratado bien nos lo ha devuelto con creces.

—Pero algunos de esos jugadores le han dado ya mucho a España. También es justo reconocerlo…

—Sí. Hay singularidades. No es algo global. No puedes acudir a David Ferrer, porque ha jugado mil veces y ha dado la cara. Feliciano y Verdasco también han sido trascendentales, no sólo por las victorias, sino porque han creado un sentimiento de Selección. Y eso es un atenuante, pero yo habría ido a implorarles. No creo que me hubieran dicho que no.

—Y en caso de no convencer a los tenistas, ¿usted habría tirado de la Ley del Deporte, que refleja la obligación de acudir a una convocatoria so pena de sanción?

—Sin duda, aunque les quiero un montón. Pero es que un directivo no está sólo para la foto. Es peor el desprestigio de España y las pérdidas económicas que esto puede generar, con un perjuicio para la base. Además de que espero que Mapfre cumpla su contrato… porque igual hay una penalización por no jugar en el Grupo Mundial. ¡Ojo! Y por abajo no hay nada: Pablo Carreño o el abismo.

—Usted salió escaldado cuando les dijo a los jugadores en 2008 que jugarían donde quisieran y luego les llevó a Las Ventas…

—Sí, pero convenía jugar en Madrid porque eran tres millones de euros. Lo que ha quedado es que España ganó y Las Ventas fue récord en recaudación y beneficios. Conmigo hubo conflictos, pero jugaron los mejores allí y se ganó una Davis en Argentina.

—A diferencia de otros deportes, los tenistas parecen tener más influencia. El capitán pacta las convocatorias, se les consulta las sedes… ¿Es posible funcionar de otra forma?

—Sí. Poniendo las cartas encima de la mesa y dialogando alrededor de un proyecto ilusionante. Explicando los objetivos. Yo les decía: ‘No os doy nada, os vengo a pedir’. Son dos o tres veces al año. Para que los que vengan por detrás puedan tener ayuda. Estos jugadores tienen margen para volver a ascender y ganar otras dos Davis. Nunca vamos a ser el fútbol, pero este camino nos llevará a la vulgaridad, a ser residuales. Claro que no hay dinero, pero sin la Davis lo habrá menos.