Tenis | Objetivo indiscreto

Serena Williams, una gigante que encoge a sus rivales

En Miami volvió a quedar claro: es la más grande. El secreto de Serena no radica en su tamaño, sino en su poder para empequeñecer a sus contrincantes.

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La entrega de trofeos del Torneo de Miami nos dejó una imagen que explica el tenis femenino de las dos últimas décadas. El cálculo no es aproximado: Serena Williams se hizo profesional en 1995, cumplidos los catorce años. Desde entonces, ha ganado 19 títulos del Grand Slam (uno más que Navratilova), un oro olímpico (2012) y 67 millones de dólares sólo en premios. Desde entonces se juega distinto.

La grandeza de Serena no es sólo deportiva. Ni siquiera física. Créanlo o no, la más joven de las cinco hermanas Williams mide 1,75 metros y pesa 70 kilos. El dato es sorprendente porque tenemos a Serena por una gigante que engulle a sus víctimas; la última, Carla Suárez.

La fotografía que presentamos parece confirmar esa sensación. Sin embargo, Serena sólo es 13 centímetros más alta que Carla (la misma diferencia de estatura que tiene en su favor la espigadísima Sharapova) y únicamente supera en tres centímetros la talla media de las mujeres estadounidenses (entre 1,67 y 1,72). La primera conclusión es que se puede ser gigantesco sin ser alto. Sobran los ejemplos: Napoleón, Pacino, Maradona, Iverson...

Cuerpo. La siguiente evidencia es que la naturaleza es caprichosa y a nadie satisface. Serena odia sus brazos musculados y por eso nunca los ejercita con pesas. Su constante trabajo en el gimnasio tiene por objeto mejorar su elasticidad y forma física. El peso no es una obsesión. “Podría perder diez kilos y seguiría teniendo estas tetas (“knockers”) y este trasero; es lo que hay”.

El resto es talento natural, una programación sensata (juega unos 16 torneos al año, por los 32 de algunas rivales) y una admirable capacidad de superación, todavía inagotable a los 33 años.

El secreto de Serena no radica en su tamaño (altura, anchura o profundidad), sino en su poder para empequeñecer a sus contrincantes. Observen a Carla. Escapa de la escena medio agachada, humilde, afligida por no haber nacido veinte años antes.