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JOAN GISBERT

“Las dos finales de Davis marcaron el camino en España”

Joan Gisbert (72 años) celebra 50 años de su victoria en el Godó y de la primera final de Copa Davis, en Australia en 1965. Jugó también la de 1967. Ahora vive en Miami.

Actualizado a
Histórico. Gisbert  jugó junto a Manolo Santana, Lis Arilla y Juan Manuel Couder la final de 1965.
Fernando Zueras

—Usted era abogado y se pasó al tenis, que no era profesional. ¿Por qué?

—Me quedaba una asignatura y me propusieron incorporarme al equipo de Davis porque Gimeno se había pasado al tenis profesional. Fue después de ganar el Godó sin ser cabeza de serie.

—¿Qué le dijeron en casa?

—Mi padre quería que acabase la carrera y que después jugara al tenis. No existían los premios de hoy. Éramos aficionados.

—Hubo una persona decisiva.

—Juan Antonio Samaranch convenció a mi padre. Dí la vuelta al mundo, llegué a la semifinal de Roma y gané el Godó.

—¿Era buen estudiante?

—Lo aprobaba todo sin enchufe. Teníamos fama de estudiantes y juerguistas, pero estudiábamos y luego había que rendir en la pista.

—¿Era buen tenista?

—Creo que sí, pero sin la técnica de Santana, Arilla y Orantes. Estudié hasta los 23 años.

—¿El ‘señorito’ del equipo?

—En 1965 había dos personas como Jaume Bartrolí, el capitán, y Juan Manuel Couder, que era ingeniero industrial, que representaron mucho. Y de ‘señorito’ nada, porque me tocaba apechugar como los demás.

—Dicen que tenía algo de pánico antes saltar a la pista...

—En absoluto. Estaba estudiado. Santana ganaba tan fácil que hacía falta darle emoción. Salía yo y siempre tenía que remontar. Esto gustaba y se llenaban las pistas. Con dos santanas no hubiese existido el morbo.

—¿Se acuerda del ‘show’ que montaron en la primera final de Copa Davis en Australia?

—Allí solamente conocían a los tenistas americanos e ingleses. Una pequeña colonia española que se daba a conocer por el folklore nos animó a que posáramos para los medios... pero como algo típico español. Santana montó el reportaje y dijo que yo tenía que vestirme de torero. Faltaba el toro y vistieron con una capa negra y una cabeza a… ¡Arilla! La foto era dándole yo un pase de pecho. Salimos en todos los periódicos.

—¿Es cierto que recibió la alternativa como torero?

—Claro. Fue en Candás (Asturias) en 1974 y la recibí de manos del maestro Antonio Bienvenida y de José Falcón, que murió dos meses después tras una cogida en Barcelona.

—¿Qué pasó luego en 1967?

—Que la protesta española para el cambio de reglamento de la Davis y que hubiera provocado que la final de 1967 se hubiese jugado en Barcelona no sirvió de nada… y sí al año siguiente. Aquí hubiéramos arrasado.

—¿Cuáles son sus mejores recuerdos tenísticos?

—Los de la primera final, la de 1965. España tenía sólo 1.200 licencias. Pienso que aquellas finales fomentaron la masificación que vive hoy este deporte.

—¿Y el peor?

—En un partido indoor en 1971 junto a Orantes. Íbamos a jugar una final ante 10.000 personas en Macon (Georgia), contra Kodes y Nastase. En el precalentamiento Kodes subió a la red, pegó una volea cruzada y me dio en el ojo derecho. En principio Orantes me dijo que no era nada, pero cuando vio sangre se asustó. Estuve dos semanas con los ojos tapados.

—¿Qué secuela le dejó eso?

—Una lesión en el nervio óptico de por vida. Hoy la ATP me hubiera dado una indemnización de 5 millones. Entonces, nada.

—¿Eran Orantes y usted el dobles más temido del mundo?

—Fuimos números uno del mundo en dobles y nunca se reconoció. No perdimos un partido de Copa Davis juntos y ganamos el primer Master en 1975.

—¿Es cierto que jugó con las estrellas de Hollywood?

—Jugué en sitios como Montecarlo con Roger Moore y Charlton Heston. Por temas benéficos. También con Barbara Streissand, Toni Bennet... Chuck Norris tenía una volea fantástica. Robert Duvall, Stallone...

—A sus 72 años y desde Miami, ¿sigue conectado al tenis?

—Mi conexión sigue siendo fluida. He estado por mi cuenta en todas la finales de la Copa Davis que ha jugado España. En Barcelona, dos veces, en Sevilla o en Australia.