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US OPEN

La pista Arthur Ashe se blinda contra el viento y la lluvia

La razón: la estructura que arropa a las gradas de cemento y que permitirá cerrar la pista con un techo retráctil en 2016 ya está terminada. Murray: "Es un gran cambio".

Actualizado a
IMPRESIONANTE. La estructura ya cubre las gradas de la Arthur Ashe, y en 2016 un techo retráctil permitirá cerrarla en siete minutos.
AFP

Los remolinos de vientos que perturban el juego en la Arthur Ashe, la pista más grande del mundo (22.500 espectadores), son temidos en el circuito. Rafa Nadal la califica como “la más complicada del mundo”. Pero este año ya están desapareciendo en el US Open favoreciendo, según voces autorizadas del vestuario, a los mejores. Los que tienen más control sobre la bola. La razón: la estructura que arropa a las gradas de cemento y que permitirá cerrar la pista con un techo retráctil en 2016 ya está terminada.

“Me gusta, y va a aumentar el nivel de juego. Al no tener que luchar contra el viento, puedes jugar más cerca de las líneas, lo que probablemente favorecerá a los tenistas top”, explica Roger Federer. Casualidad o no, el maestro del control, programado siempre en la Ashe, no ha perdido ni un set en tres partidos y sólo ha empleado 250 minutos. Hoy se medirá (hacia las 02:30) a John Isner.

“Era casi imposible encontrar equilibrio en la pista porque el viento siempre había sido un obstáculo. Ahora estamos más protegidos. Permite golpear bien la bola, con convicción”, refrenda Novak Djokovic, que anoche se midió a Roberto Bautista por un puesto en cuartos.

“Que casi no haya viento en ningún lado de la pista es un gran cambio”, afirma otro top, Andy Murray.

El US Open se pondrá el año próximo con el techo a la altura de Australia y la Central de Wimbledon, que ya se blindaron contra una lluvia que obligó de 2008 a 2012 a llevar la final masculina al lunes en Nueva York. La Chatrier de Roland Garros podría estar cubierta también en 2019.

La mastodóntica coraza que recubre la Arthur Ashe ha costado más de 150 millones de dólares y pesa más de 5.000 toneladas. Pero es sólo una parte de la transformación del National Tennis Center, en la que se gastan 550 millones. La Louis Armstrong pasará de 10.000 a 14.000 espectadores y también tendrá techo retráctil. Y se construye ya otra Grandstand con 2.000 plazas más. El show se hace más grande en Nueva York.