ATP 500 PEKÍN

Nadal rompe a Fognini y le espera un intratable Djokovic

Venció por 7-5 y 6-3 a Fognini y el serbio a Ferrer por 6-2 y 6-3. La final, este domingo (13:30, C+Deportes). Los dos duelos de 2015, para Nole.

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Al cuarto punto de partido, y después de hora y 45 minutos, Rafael Nadal se tomó un desquite de los sufrimientos padecidos ante Fabio Fognini (número 28 del mundo). En la misma Pista Central del National Stadium de Pekín donde subió a lo más alto del podio olímpico en 2008, Nadal batió a Fognini por 7-5 y 6-3, en su segunda victoria de este año sobre el italiano, que castigó duramente a Rafa en los escenarios clave de Barcelona y el US Open.

El triunfo coloca a Nadal en la final de mañana del China Open ante Novak Djokovic, que no tuvo piedad de David Ferrer, al que derrotó por 6-2 y 6-3 en la segunda semifinal. El serbio, casi intratable este año con títulos en tres Grand Slams y cuatro Masters 1.000, aprovechó mejor las oportunidades de break (6/8 frente a 2/5) del español y no dudó en los momentos clave.

Djokovic disfruta de un particular jardín en Pekín, donde disputará su sexta final en seis participaciones, y hasta el momento un récord perfecto de cinco títulos. En el cara a cara de la rivalidad más repetida en la historia del tenis, Nadal domina 23-21, pero los dos duelos de este año (Montecarlo y Roland Garros) han sido para el número uno.  La derrota de Nishikori en Tokio ante Paire hace a Rafa (cinco finales en 2015) sexto en la clasificación mundial de este año (Race) y le sitúa a un paso del billete para la Masters Cup de Londres.

Esta vez, Nadal mantuvo la compostura mental bajo toda circunstancia, y eso acabó frustrando a Fognini, quien arrojó la raqueta a la pista a finales del primer set (cerrado en 55 minutos) y mantuvo un amago de discusión con Toni Nadal a comienzos de la segunda manga. "¿Qué pasa...? Va, va", dijo Toni a Fabio. A 16 fresquitos grados y con aire penetrante, el arrecido Toni Nadal se abrigaba con una manta mientras que en el palco de Fognini, su novia, Flavia Pennetta, tomaba asiento junto a Josep Perlas, 'coach' del italiano.

Más allá de la treintena de errores no forzados de Fognini, Nadal ganó el partido porque supo resistir mentalmente ante las constantes interrupciones de ritmo que llegaban desde un Fognini que igual resplandecía en derechas planas como rayos láser... que incurría en errores infantiles, pedía protector para los labios, se dirigía a voces a Pennetta y Perlas y tocaba pelotas por doquier. "La historia no era contra Rafa, sino contra su equipo, especialmente su tío", revelaría Fognini después del partido.

Ángel y demonio (para Pennetta es, sin duda, un querubín), Fognini intentaba desatar una tormenta de emociones... y Nadal permanecía imperturbable, concentrado. Rafa mezclaba cortados con bolas altas y se movía con intensidad en la espesura de la tensión. Todo junto le deparó el primer set con tres 'breaks' sobre el servicio de Fognini (el último y vital en el decimosegundo juego), pese a que Rafa solo ganó el 38% de puntos con segundos saques en esa manga inicial, que Nadal dominaba por 3-1. Pero Fognini quebró para 3-2 y en ese momento, los jugadores habían intercambiado cuatro roturas de servicio. Amarrar el saque se convirtió en una misión sagrada. Nadal cerró el set a base de crearse oportunidades desde la intensidad, la defensa y la mezcla de juego: concentración, foco, tensión mental.

Después, y justo tras el relampagueante enfrentamiento de Fabio con Toni, Rafa Nadal aprovechó nuevas interrupciones en el flujo de juego de Fognini, pasó al ataque con tiros paralelos (amparado en un porcentaje de 73% en primeros servicios) y demarró hasta el 5-2 que ya abría la brecha definitiva. Ahí, en el 5-2 Nadal pudo sentenciar con dos puntos de partido. Pero Fognini, furioso de emulación, rescató el juego en un ataque de rabia y rebasó la cota de 20 tiros ganadores. Nadal tuvo que firmar la sentencia en su undécimo y último juego al servicio, donde Rafa facturó el 68% de puntos ganados con primeros saques y 47% con segundos. Así que Nadal se cita con Djokovic. A Fabio Fognini y sus bellos, estrechos huesos siempre le esperan Perlas y Flavia Pennetta.