La francesa Marion Bartoli, de familia corsa, fue campeona de Wimbledon en 2013. Poco más de un mes después de ganar el título más apetecido en el tenis mundial, Bartoli dejó la alta competición, en agosto del mismo 2013. "Mi cuerpo ya no responde y me siento agotada con solo pensar en entrar en una pista de tenis", dijo entonces. Con un juego peculiar, en el que golpeaba a dos manos desde ambos lados, Bartoli pesaba unos 73 kilos cuando ganó Wimbledon, redondeando unas ganancias totales de 11 millones de dólares en su carrera profesional, iniciada el año 2000.

Como un año después de la retirada del crcuito profesional, Marion Bartoli se adentró en los 80 kilos, cuando ya solo disputaba alguna exhibición como veterana. Entonces decidió recurrir a un régimen drástico, se olvidó de cualquier entrenamiento con pesas... y pasó a concentrarse en el yoga y en una alimentación vegetariana y sin proteínas, al mismo tiempo que pasaba a colaborar en el diseño de ropa deportiva con Fila, su 'sponsor' de siempre. También empezó a diseñar joyería. Y perdió 30 kilos en poco más de un año: de 80, a 50. En una entrevista con L'Equipe, Bartoli justificó su nuevo aspecto por "un cambio absoluto de hábitos, en alimentación, el entrenamiento y la vida personal diaria". Las pesas y la musculación habían desaparecido de la vida de la campeona de Wimbledon en 2013. "Pero tampoco me voy a obsesionar si recupero tres kilos", avisó en esa entrevista.

Ahora, Bartoli compite en el torneo de veteranas del Abierto de Australia, formando pareja de dobles con Arantxa Sánchez Vicario. En la Pista 3 de Melbourne Park, Marion y Arantxa vencieron en esta jornada a Bradtke-Schett por 4-0 y 4-2. Y sí: la 'nueva' Bartoli se movía ligera como una pluma. Es algo natural... cuando se tienen 30 kilos menos.