Rafa Nadal esperaba encontrarse calor y humedad en su debut en el ATP 500 de Río de Janeiro y lo que halló fue agua y barro. Bajo la lluvia intermitente que mojó la pista, y que obligó a parar el partido una hora entre set y set, derrotó en su debut a Pablo Carreño (24 años, 64º del mundo) por 6-1 y 6-4. Sin sobresaltos esta vez.

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Hoy (orden de juego por determinar) jugará los octavos de final frente a Nicolás Almagro (6-1, 3-6 y 6-3 a Muñoz de la Nava), un tenista al alza que viene de firmar la final de Buenos Aires después de que el año pasado llegara a caer más allá del puesto 170 tras una operación en su pie izquierdo en 2014 que desbarató su carrera. "Almagro juega muy bien en tierra", advirtió Nadal, que tiene un 13-1 en el cara a cara. El murciano le derrotó en el Godó 2014, pero luego llegaron otros tres cruces.

Carreño sólo ofreció guerra en el segundo parcial. Pero Nadal, firmó ya un 56% de puntos al resto; una de sus fortalezas tradicionales en las que acusa un bajón en el porcentaje. El campeón de 14 'grandes' necesita alzar un título balsámico que le de alas. Nadal ha llegado al Jockey Club carioca, donde cayó en semifinales con Fognini el año pasado, con un dato sobre su espalda que retrata la pérdida de mordiente: no ha consiguió reeditar título en los tres últimos torneos de arcilla en los que lo defendía: Madrid Open y Roland Garros 2015 y Buenos Aires 2016.