Andy Murray, con 29 años, ha firmado el mejor año de su vida deportiva al acabar como número uno tras vencer en las finales ATP a Djokovic. Ese triunfo, añadido a Wimbledon y al oro olímpico, ha desatado en Gran Bretaña la Murraymanía y se han pedido todo tipo de honores para el escocés. Desde beatificarlo hasta darle el título de Sir, la máxima distinción del país. Pero Andy no lo ve claro: “Obviamente es el más alto honor que se puede tener, pero no sé, me siento demasiado joven”.

Murray también recibirá el premio a deportista británico del año en la BBC por tercera vez, algo que no se ha visto nunca en el país británico. Andy confiesa que se siente muy identificado con otros héroes british como los Brownlee: “Su año ha sido increíble y cuando los veo competir siento una sensación muy similar a la que tengo con mi hermano Jamie”.

Ahora Murray ya sólo piensa en unas buenas vacaciones: “Estaré en Escocia, en Londres, en Escocia de nuevo y luego iré a Miami”. Allí ya empezará a preparar la próxima temporada, donde partirá como número uno del mundo.