¿Qué les prometió usted exactamente a los jugadores y dicen que no cumplió?

Pueden decir que no cumplí, pero no que mentí. En Bremen, con la alegría de la clasificación y sin querer escudarme en ello, les dije que tendría definitivamente en cuenta su opinión sobre dónde querían jugar. Cuando llegué a España, los técnicos y juristas me comentaron que no iba a poder cumplirlo. En el pliego se dice que no se puede cambiar la designación de ninguna ciudad que cumpla las condiciones exigidas. Mi compromiso con los jugadores nos ataba a los dos, pero no a una tercera parte. No les he engañado, pero no he podido cumplir.

¿Qué hizo para explicarles la nueva situación?

Nos reunimos en Barcelona durante el Godó y Emilio (Sánchez Vicario) ya me dio un rapapolvo. Les comenté que a lo mejor no podía cumplir con ellos y que, por favor, me liberaran del compromiso. Hasta ahí. Luego el jueves comencé a recibir amenazas, ultimátums y el enfado de Emilio.

¿Amenazas de quién?

Del entorno de los tenistas.

¿En algún momento los jugadores le dicen claramente que no quieren jugar en Madrid por la altura?

No, nunca dijeron que no querían jugar en Madrid, pero sí que querían hacerlo a nivel del mar. Y de las cuatro que quedaban ni Benidorm, ni Santa Cruz de Tenerife ni Gijón están en altura.

Ellos alegan que el asunto de Madrid ha sido sólo la gota que ha colmado el vaso. ¿Puede explicar qué otras desavenencias ha tenido con ellos?

Que lo digan ellos. Que digan qué cuatro o cinco cosas he incumplido. Sólo he tenido dos desencuentros. El primero con la elección de capitán, donde cometí un error de novato porque acababa de llegar. El segundo, por el tema de la sede. A partir de ahora no habrá ese problema: la Junta va a dejar claro que la elección de capitán y de sedes la hará la Federación. El presidente podrá pedir opinión a los tenistas, pero no será vinculante.

Pero tiene usted en contra a jugadores y seleccionador.

Ya, pero hay quien ya se ha descolgado. Incluso algunos no pudieron ver el comunicado, aunque lo dieron por bueno. Lo redactó Benito Pérez Barbadillo, el jefe de prensa de Rafa Nadal. Y me consta que no hay ninguna firma física.

Usted eligió a Sánchez Vicario. ¿Le va a destituir?

La situación es muy tensa, porque es un asalariado de la Federación que ha puesto a parir al máximo mandatario, al jefe. Pero no voy a presentar ninguna moción para destituirle. Espero que me ayude a reconducir la situación.

¿Cómo?

Ayudándome a que vuelva la normalidad. Eso sí, las descalificaciones personales se deben rectificar inmediatamente.

¿Le consta que alguna de las sedes haya presionado a los jugadores?

Madrid y Santa Cruz de Tenerife han sido las únicas que no estuvieron en Barcelona...

Usted habla de temas problemáticos con multinacionales. Hablando claro, IMG y Octagon representan a los jugadores. ¿Cuáles son esos problemas?

El momento de montar este lío con la Copa Davis lo han elegido los que hay detrás, no los jugadores, porque la Federación cada vez tiene más poder económico, más capacidad, y eso les molesta. Estamos ocupando el mercado y piensan que les estoy fastidiando el negocio. En otros países, probablemente estas dos empresas estarían trabajando con la Federación para montar la eliminatoria y se llevarían cientos de millones. Aquí no. Los beneficios quiero que vayan al tenis infantil, al femenino... Voy a dedicar un millón de euros a programas de becas y formación.

¿No teme renuncias a la Davis?

No lo creo. Además, nuestro principal patrocinador (Mapfre) me ha dicho que lo que aporta es al tenis español. No a un nombre, y que estarán igual si juegan el cuarto o el quinto.

¿No se plantea dimitir?

Jamás. Sólo me pueden quitar los que me han puesto y he sido el presidente más votado del tenis español. A partir de ahora actuaré con más respeto, pero voy a ser más presidente. Algunos señores del entorno quieren asaltar a uno de los personajes con más peso en el tenis federativo internacional. Ahora todo está al aire y algunos no se acostumbran a eso.

Todo el mundo supone que Madrid será hoy la elegida.

Yo no supondría tanto. Va a salir la mejor sede de las cuatro. Y, si la mejor es Madrid, ni toda la presión del mundo me impediría concederle la eliminatoria.