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Wimbledon | La contracrónica

El partido del siglo

Actualizado a

Jugaba contra Dios. Juro que lo parecía. No se puede tener enfrente tanto talento, tanta adversidad. Otro hubiera desfallecido al ver la remontada de su enemigo. Otro, en los parones por lluvia, se hubiera torturado con el recuerdo de aquel matchball, de aquel revés. Otro no hubiera soportado un quinto set sirviendo para sobrevivir. Otro. Nadal lo hizo. Ayer Dios cambió de bando.

El mejor deportista español. Si la altura de los deportistas se mide por la categoría de sus enemigos podemos afirmar que Rafael Nadal ya es el mejor deportista español de la historia, pues ha doblegado al que todos consideran el mejor tenista de siempre. Hemos tenido otros genios, pero ese galardón legendario e invisible debe recaer en un deportista individual, liberado de la ayuda de un equipo o un motor. En Nadal. El debate, al menos, está planteado.

El aniquilador. Dudo si Federer volverá a ser el mismo a partir de ahora. Desde hace tres años Nadal le ha sometido a una demolición que empieza por los títulos y debe terminar en la moral del suizo. Rafa ya tiene un cadáver en el armario: Djokovic. Fue fulminado en Hamburgo. Desde entonces ve fantasmas. Sin mangas.

Ya no hay traumas. En dos semanas hemos aprobado la asignatura pendiente de dos generaciones de aficionados al deporte. Hemos ganado la Eurocopa y Wimbledon. Ayer se completó la transición del deporte español.

Con antorchas. Así hubieran terminado el partido de seguir jugando. La épica es eso. La lluvia, la noche, acariciar el cielo, rozar el infierno, levantarse en cualquier caso. Nadal completó ayer el viaje de los héroes.

Tengo una hija. Desde que nació el 3 de mayo, el Madrid ha sumado su 31ª Liga, Nadal ha conquistado su cuarto Roland Garros, Contador ha vencido en el Giro, el Ciudad Real ha levantado su 2ª Copa de Europa, Gasol ha jugado la final de la NBA, España ha ganado la Eurocopa 44 años después y Nadal ha conseguido Wimbledon tras 42 años de sequía. Se confirma que la pequeña Celia no ha venido con un pan debajo del brazo: es una panificadora. Cobro por tocarla el babero.

Cuatro talismán. Se entregó con la Eurocopa y la ganamos. Se volcó con Wimbledon y lo hemos ganado también. No es la casualidad. Es la pasión, el cariño, el despliegue. Es creer que podemos. Y poder. Por cierto, Cuatro televisará el US Open. Y dos años más de Wimbledon.

Y encima, Calderón. Por si nos faltaban flores en el trasero, Calderón puso la suya. Mi Celia, Cuatro y el presidente del Real Madrid, presente en las gradas, le dejaron a Nadal el triunfo en bandeja. A mandar.