Nadal reina en la Villa y Federer opta por el hotel

Pekín 2008 | Tenis

Nadal reina en la Villa y Federer opta por el hotel

Nadal reina en la Villa y Federer opta por el hotel

pepe andrés

El suizo no quiere que le molesten los otros deportistas

Olympic Garden Tennis Center. Una sartén de hormigón y pista sintética con capacidad para 10.000 personas. Las chicharras crepitan como si esto fuera la Sabana de África. Los periodistas y voluntarios empapan sus camisetas con 38º y una humedad del 67%. Son las 16:00. La hora elegida para el primer entrenamiento en Pekín de Rafa Nadal, número uno del mundo, y Roger Federer, número dos, listas ATP mediante con actualización el 18 de julio. Dos fenómenos muy distintos.

Roger no habla. Ocupa la Pista Central, que comienza a llenarse de animosos voluntarios y periodistas. Su novia-guardiana Mirka Vavrinec vigila a pie de pista mientras el de Basilea, que repite como abanderado de Suiza, pelotea con su compañero de dobles Stanislas Wawrinka mientras les pasa bolas el capitán de Copa Davis, Severin Luthi. Las derechas se le van fuera. Chilla. Y comunica a los responsables de la instalación que quiere a todo el mundo fuera de la pista y de las gradas. Roger echa el cerrojo.

"No, no le he visto", dice Rafa Nadal, su sucesor, que pasea por la Villa fotografiándose con todo el mundo. El de Manacor, por lo accesible, es ahora el más buscado. Con Sir Roger es, sencillamente, imposible, porque vive en un lujoso hotel del que se mueve en Mercedes. Lo cuentan los periodistas suizos: "En Atenas, a la hora de comer, tenía que hacerse cien fotos y prefirió más tranquilidad". En su país no se lo afean, porque repite de abanderado.

Distinto.

Con Nadal es distinto. Comparte cuarto con Tommy Robredo, su compañero de dobles, a la espera de que hoy llegue el resto de la banda. Ha venido sin su tío Toni, y Emilio Sánchez Vicario, el capitán del equipo español de Copa Davis, será su fiel consejero. Ayer no tenía maletas. "Me perdieron los dos bultos que traía y Nike China me ha dejado esta ropa", explicaba. ¿Y para dormir? "Ja, ja. Si aquí hace mucho calor".

Tanto, que el mango de la raqueta le resbala. "Tommy, que no tengan serrín estos chinos. Con la de árboles que han plantado podemos cortar uno", bromea. El nuevo número uno está exultante. El dos, no tanto. Y menos si en el electrónico de la Central luce el nombre de Berdych, el checo que le ganó en Atenas hace cuatro años. Como para cabrearse.