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Pekín 2008 | Tenis

¡Bravo, Nadal!

'Super Rafa' nos devuelve la alegría y luchará mañana (10:00, La 1) por el oro con el chileno Fernando González

Tomás Guasch
Actualizado a
Rafa Nadal
ap

Imposible pedir más: el partido fue apasionante; el rival, extraordinario y el triunfo, fabuloso. Rafa Nadal se aseguró la medalla (será oro o plata) tras imponerse a Nenad Djokovic en tres sets: 6-4, 1-6, 6-4. Mañana domingo (en hora por confirmar, pues la lluvia de estos días alteró el desarrollo del torneo) disputará la final al chileno Fernando González, bronce en Atenas'04, que se impuso en la otra eliminatoria al estadounidense James Blake. ¡El metal ha vuelto a España! Y la alegría.

Fuimos a verle salir a la cancha. Nos apetecía vivir el paseíllo que se dan los tenistas desde sus vestuarios. Djokovic abría el paso. Cara seria. Vista al frente. Apenas un parpadeo. Dos metros atrás caminaba Nadal oyendo música. La procesión iría por dentro, pero a los grandes les gusta vivir en el alambre. No acusaba la responsabilidad. En estos Juegos hay dos seres superiores, que diría Butragueño: Michael Phelps y él. Uno en la piscina, el otro en la cancha. Rápida en esta ocasión. ¡Qué más da! Ha ganado en la tierra de París, en la hierba de Londres y, salvo sorpresa, reinará en el conglomerado azul de Pekín. Menudo 2008 el suyo

No guardó los cascos y la música hasta el último instante. El rugido de la pista central fue espectacular entonces. Un grupo de serbios aullaba animando a su jugador. Los españoles y los chinos iban con Rafa. La última vez, acabando julio, en Cincinatti, ganó Djokovic a un Nadal derrengado el partido semifinal. "Le tiene ganas", nos dijo Emilio Sánchez Vicario. El primer set fue suyo con una cierta comodidad. Dominó y el serbio fue a remolque.

Set para Novak.

Pero Djokovic atesora todas las virtudes de los deportistas serbios de siempre. Ingenio, imaginación, carácter, talento para regalar Bebió de la misma fuente que los legendarios Dragan Kicanovic (baloncesto), los futbolistas Dragoslav Sekularac y Dragan Dzajic, Veselin Vujovic (balonmano), Igor Milanovic (gloria del waterpolo) o el propio Slobodan Zivojnovic, actual presidente de la Federación Serbia de Tenis. Bebió y se sació.

En el segundo set todo cambió. Djokovic se destapó y le endosó a Rafa un 6-1 inapelable; ya se lo hizo en Cincinatti, entonces en el primer set. Fue un huracán, una fuerza incontenible, un Hércules con raqueta. El partido dio la vuelta a favor del serbio, que entró en el tercero con la moral reforzada y, sin duda, con muchísimas de esas apuestas instantáneas a su favor. 'Caballo que atrapa, gana' se dice en estos casos.

Reacción de Rafa

Pero delante estaba Rafa. Hay que tener una fuerza mental extraordinaria para borrar de tu cabeza el 6-1 y disponerte a servir ante un rival que conseguía casi todo lo que intentaba. Muchos habrían salido corriendo en esa situación. Él, no. A trancas y barrancas logró mantener su servicio, aniquilado en la manga anterior. Cada jugador lo mantuvo hasta el juego final, el 5-4 para Nadal, Djokovic al saque. Ahí se hizo la diferencia; la que separa al jugador extraordinario del genio. Nenad salvó la primera pelota de partido, pero no la segunda: mandó fuera un smash fácil. Rafa rodó su alegría por los suelos, Djokovic se fue llorando. Peleará por el bronce: el cuadro le jugó una mala pasada. El número 1 le esperaba antes de la final. ¡Y qué número 1!