La tercera jornada de la final de la Copa Davis se presenta con dudas por ambos equipos, sobre todo para el primer partido de la jornada que debería enfrentar según el sorteo a Juan Martín del Potro y David Ferrer, los dos números uno de Argentina y España, respectivamente. Con 2-1 para España al final de la segunda jornada gracias al espectacular triunfo de Fernando Verdasco y Feliciano López sobre David Nalbandian y Agustín Calleri, el capitán español quiere recuperar anímicamente a David Ferrer, muy tocado tras su debacle ante Nalbandian el primer día, pero es una decisión que tomarán de forma conjunta.

Pero tampoco Alberto Mancini, capitán argentino las tiene todas consigo respecto a su mejor raqueta del momento, Juan Martín del Potro, lesionado en el abductor derecho y que hoy hizo una prueba para comprobar su estado. Lo más probable es que mañana viernes a primera hora se pruebe de nuevo, y después decidan.

Los capitanes pueden modificar la composición de los individuales hasta una hora antes de que comiencen los encuentros, y mañana la jornada se iniciará a partir de las 12:00 horas (15:00 hora española). En caso de no jugar Del Potro, su lugar lo ocuparía probablemente José Acasuso, 48 del mundo, quien hoy no vio el partido de dobles y se entrenó en dos tandas.

Ferrer ha ganado en dos de las tres ocasiones en las que se ha enfrentado a Del Potro, todas este año. Ferrer salió vencedor en el Abierto de Australia, sobre superficie dura, y en Hertogenbosh, sobre hierba, y perdió en Tokio, en dura.

Acasuso y Ferrer se han medido en siete ocasiones, con 4-3 para el español y ganando la última en Umag (Croacia) sobre tierra. En pista dura sólo se han cruzado una vez, en Miami en 2003, con triunfo de Acasuso.

El último partido, si llega a ser el definitivo, sería entre David Nalbandian y Feliciano López, con triunfo siempre del argentino en los dos encuentros, en 2003 en el Abierto de Canadá en superficie dura, y en 2006 en Basilea, en sintética y bajo techo.

Pero el hecho de que el cordobés abandonara hoy el estadio Islas Malvinas de forma apresurada, para dirigirse al hotel por "un problema físico surgido por cuestiones emocionales", según admitió Alberto Mancini, quien no dudó en observar que todo el equipo estaba "emocionalmente tocado", tras la derrota en el doble, abre también la duda sobre su concurso.