Rafa Nadal quería debutar en el US Open mañana y lo ha conseguido. La organización tenía previsto que el español jugara hoy su partido ante el francés Richard Gasquet, pero Nadal quería un día más para ultimar la puesta a punto. Finalmente, Nadal ha logrado su objetivo.
El mallorquín, que lleva ya nueve días en Nueva York, realizó ayer una sesión preparatoria en el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, mientras se jugaban los primeros partidos del torneo. Nadal se ejercitó durante dos horas con el argentino Juan Mónaco en una de las pistas exteriores, dedicadas a sesiones preparatorias, y coincidiendo con el debut del suizo Roger Federer en el Abierto estadounidense.
Nadal, que empieza el torneo como cabeza de serie número tres, se enfrentará mañana a Richard Gasquet, al que domina 6-0 en los duelos directos ATP. Gasquet llega al Open como número 46 del mundo y con escaso bagaje competitivo en 2009: 22 partidos jugados (14 victorias), pero inactivo desde su eliminación en el Masters de Roma (ante Verdasco), gracias a una suspensión de tres meses por un control positivo con cocaína, en Miami. Habrá que insistir: la sanción se redujo al mínimo porque prosperaron las alegaciones de Richard. El argumento era que la cocaína se la había transmitido, en un beso, la saliva de una mujer con la que estuvo en Miami. Por cierto, Nadal se solidarizó mucho con Gasquet. Desde el principio, Rafa dio alas a los argumentos del francés, cuyas declaraciones más recientes sobre Nadal son éstas: "En tenis, los jugadores, de vez en cuando, te ofrecen puntos fáciles, fallan con cierta frecuencia. Pero, cuando está en forma, Nadal no ofrece un solo punto fácil, nunca, nunca".
Los cruces.
Aunque no del todo rodado, Nadal debería salvar el delicado listón del revés de Gasquet: un florete que se mella cuando Rafa le tira mazazos liftados con su derecha cruzada, pesada. A partir de ahí, Rafa debería internarse en una zona del cuadro bastante accesible. Hasta cuartos de final no tendría una auténtica amenaza: 'Ali' Tsonga. Ya en semifinales entraría Murray, aunque Andy se mediría a Del Potro en un cuarto de final algo incierto. Verdasco, Roddick, Davydenko, Söderling y, por supuesto, Djokovic, andan por la zona de Federer, llena de maleza: ahí hará falta cargar a machete. O a bayoneta calada.
"No me afecta partir como número tres, no veo en qué me podría afectar", razona Nadal. "Eso da lo mismo cuando toca ganar a los rivales importantes. La presión es la que es. Siempre. Como cuando gané en Australia, nunca se sabe lo que puede pasar, pero yo me encuentro bien. Al principio, ésta era una temporada casi perfecta. Después, no fue agradable perderme Wimbledon, ni lo que pasó en Roland Garros. Veremos". Lo veremos desde mañana en este brillante National Tennis Center.
