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TENIS | BARCELONA OPEN

La vida sin Nadal

Apeado el mallorquín, la efervescencia del Godó ha bajado y el ganador de este año será inédito. El torneo se queda sin su gallina de los huevos de oro.

Actualizado a
La vida sin Nadal
Joan M

Con tres victorias cada uno, Manuel Orantes, Mats Wilander y Roy Emerson se repartían la historia del Trofeo Conde de Godó cuando al doblar sus bodas de oro, en 2003, irrumpió un ciclón de 16 años llamado Rafa Nadal. 72 partidos, 17 participaciones y 12 títulos después, tras su despedida el miércoles ante Álex de Miñaur, el manacorí ya se eleva a la categoría de mito del torneo, del Real Club de Tenis Barcelona y, por supuesto, de la pista central a la que da nombre. Allí se proclamará el domingo un campeón inédito para un ATP 500 que, en su 71ª edición, cierra salvo sorpresa mayúscula su era más longeva.

Eliminado Nadal, y con Carlos Alcaraz convaleciente de una dolencia en el antebrazo derecho, el gran aspirante es Stefanos Tsitsipas. Y no sólo porque viene de ganar el Masters 1000 de Montecarlo, el pasado domingo, sino también porque se ha quedado con la miel en los labios en tres ocasiones: en 2018 y 2021 contra el mallorquín, y el año pasado ante el murciano. Del resto de ganadores, sólo tres siguen oficialmente en activo y ninguno concurre.

Estuvo invitado por la organización precisamente Kei Nishikori, vencedor en 2014 y 2015, pero cayó a última hora alegando una lesión. Tampoco participa Dominic Thiem, que lo conquistó en 2019. Y muy lejos queda el ganador de 2010, un Fernando Verdasco que oficialmente no se ha retirado (ocupa el puesto 779 del ránking ATP a sus 40 años) pero al que hace pocas semanas se vio entrenando al joven Abdullah Shelbayh en el Challenger de Girona.

Rafa Nadal, con su último título del Godó, en 2021.
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Rafa Nadal, con su último título del Godó, en 2021.ALBERT GEAREUTERS

Pero no sólo deportivamente vivirá el Barcelona Open Banc Sabadell una nueva era. También coyunturalmente. Nadal era la gallina de los huevos de oro. Sin ir más lejos, para esta edición el gran pico en la venta de entradas se experimentó, por encima de la supuesta presencia de Alcaraz, cuando en diciembre el manacorí dejó caer en las redes sociales que volvería a competir en enero. Ni siquiera anunciaba que estaría en el Godó, pero ya fue suficiente para que nadie quisiera perderse un supuesto último baile.

Récord de ventas, caída de expectación

Y acertaron los compradores, que el jueves, primer día post-Nadal, dejaban la pista central a medio llenar. Igual que lo estaban la sala de prensa, otrora atiborrada, o el pasillo más próximo a la zona reservada para los jugadores, que en las jornadas anteriores se había convertido en un continuo maremagnum de curiosos en busca de su autógrafo o ‘selfie’.

Las entradas, de hecho, representan alrededor del 20 por ciento de los ingresos del torneo, que para esta edición se ha propuesto facturar 15 millones, uno más que en 2023, entonces con Alcaraz pero sin Nadal, fruto sobre todo del 60 por ciento que aportan su treintena de patrocinadores. ¿Seguirán todos sin el rey del Godó?

Un operario del RCT Barcelona riega la pista con agua reutilizada de los vestuarios.
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Un operario del RCT Barcelona riega la pista con agua reutilizada de los vestuarios.Pedro SaladoPedro Salado/Real Club Tennis Barcelona

Se aprovecha incluso el agua de la ducha

Por si acaso, la organización no se ha limitado a esperar que llegara este momento crítico. En lo tenístico, ya hace años que se asegura la participación de cinco de los diez mejores del momento, según el ránking ATP. Y en lo logístico, la inversión del Real Club de Tenis Barcelona está siendo enorme en digitalización y sostenibilidad, en aspectos como el novedoso proyecto de esta edición, en que se reutilizan las aguas grises y pluviales. O lo que es lo mismo, mediante tres depósitos que acumulan hasta 75.000 litros, el agua de las duchas de los tenistas se reaprovecha en el riego de las pistas y los jardines.

Con todo, será en la edición de 2025 cuando se sepa si el Godó ha conseguido mantener su magnetismo ya sin Nadal, y con Alcaraz, como sucedió en 2022 y 2023. Si es capaz de seguir creando 600 empleos directos e indirectos durante los nueve días que dura el torneo (previas más cuadro principal), y de mantener los entre 55 y 60 millones de impacto en la ciudad de Barcelona que genera. Y, sobre todo, de seguir deleitando a tantísimos espectadores como en su era más prodigiosa.

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