Conchita Martínez se empieza a gustar

WIMBLEDON

Conchita Martínez se empieza a gustar

Conchita Martínez se empieza a gustar

Conchita está crecida, se gusta, torera, se arrima, sonríe. Cuando consigue quitarse ese complejo de Calimero que la persigue se convierte en una tenista maravillosa. Ayer fue uno de esos días. La primera sorprendida por la aparición de Superconcha fue Krasnoroutskaya, que terminó enloquecida. Y no era para menos.

Conchita ha conseguido transformar un saque de la Señorita Pepis, ridículo, con la bola muy baja, de pádel, en un golpe cuasi mortífero. Su servicio rompe todas las reglas. La pelota apenas vuela y ella tiene que agacharse.

Pero la bola cae como una chirimoya en campo contrario, fofa, con efecto, asombrosamente letal. Si a ese toque surrealista le añadimos un tenis genial se entenderán los 34 errores no forzados de la niña rusa.

La siguiente en pasar por caja será la belga Henin (19 años y tres títulos), enclenque pero fina estilista, la jugadora más elegante del circuito. Si Concha juega a su nivel, nos espera un partido de ballet.

El sueño continúa, o habría que decir más bien que el sueño empieza justo ahora, con Conchita mirándose al espejo y guiñándose un ojo.