T enemos la final prevista por todos, y como decía ayer en estas líneas, la más deseada. Se enfrentan en el All England Club el número uno del mundo con el dos, Roger Federer contra Rafa Nadal. Pero aquí he de decir que Rafa es, en mi opinión, el auténtico número uno del mundo. Este año ha ganado dos Masters Series, en Hamburgo y en Roma, y un Grand Slam, Roland Garros, mientras que Federer ha ganado torneos menores. Incluso Queen's, torneo en que Nadal preparó Wimbledon, tenía mucha más categoría, con jugadores de la talla de Djokovic, que Halle, donde Federer se puso a punto para Londres. Es una pena que en el partido de mañana no esté en juego el número uno del ránking. Si el manacorense se impone al suizo no podrá superarle como número uno mundial por los caprichos de un ordenador y unos baremos que no responden a la realidad.

Para el partido de mañana veo a los dos tenistas muy fuertes. El suizo llega a la final sin ceder un solo set y el español tan sólo ha perdido uno. Pero la presión es para el helvético, porque sabe que sobre tierra batida no tiene nada que hacer ante Rafa y ve que si hay alguien capaz de ganarle en su torneo favorito es Nadal. Rafa ha dejado de ser un jugador sólo de tierra y ahora es capaz de adaptarse él y su juego a cada una de las superficies de una forma increíble. En Wimbledon, Rafa ha mejorado muchísimo su saque y además se ha acoplado mejor a la pista que otras veces. Hace dos años Nadal perdió la final en cuatro sets. El pasado, en cinco. Este puede ser su año.