Usted, ustedes, ¿alguien imagina lo que hubiera sido Mike Tyson con sensatez? En tenis hay una respuesta: Rafael Nadal. Pero, entre odio y mordiscos, Tyson sucumbió ante Holyfield, en el célebre combate que HBO vendió como The Sound&The Fury. No se traduce como El Ruido y la Furia. Es "La Sensatez y la Furia": es la estupenda obra de Faulkner que empieza con el Monólogo de Benji Compson, tras la cita de Shakespeare, en Macbeth:"La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de sensatez y de furia. Significa nada".

The Sound&The Fury fue el lema para vender no sólo el Tyson-Holyfield: también, cierto Ali-Foreman, en Kinshasa, en 1974, que perdurará en la memoria por los siglos de los siglos. Lo de hoy en el Laver Arena, Melbourne, no suma tanta épica histórica. Es una semifinal de Grand Slam en Australia. Pero hay furia por ahí...

El suizo.

Desde las 09:30 horas en España, Rafael Nadal y Fernando Verdasco lucharán por una plaza en la final del Open australiano. En esa final ya está el gran Roger Federer, que ayer volvió a dictar una lección de anatomía sobre el cuerpo presente de Andy Roddick. A estas alturas, Federer es sólo el número dos del mundo.

El número uno es, en efecto, un Tyson sensato: Nadal. Dinamita Kid. Iron Rafa. Rafa es de hierro, pero hacia él va el mejor Verdasco de siempre, como el mejor Holyfield al choque con el depredador de Brooklyn. Iron Rafa, ha ganado siempre a Verdasco en la ATP: 6-0, un sólo set para Verdasco, sobre la hierba del Queen's, en Londres. Este es otro Verdasco. Pero Nadal es Tyson con sensatez. Y es también el ruido y la furia. Lean con quién quiere jugar Federer...

Cubierto o descubierto, dependiendo de las altas temperaturas

La Política de Calor Extremo que que opera en el Open australiano y la súbita ola de calor que se desata sobre Melbourne deja como una incógnita hasta el último momento el escenario ambiental de las últimas rondas del torneo. El techo retráctil del Rod Laver Arena se cerrará sobre la pista de juego si los organizadores detectan una sensación de calor excesivo, en torno a 40 grados centígrados. Iba a pasar ayer, en la semifinal femenina Safina-Zvonareva, pero justo ahí llegó el atardecer, bajó algo la temperatura, y se jugó al aire libre. Nadal y Verdasco van a jugar cuando caiga la noche sobre Melbourne, lo que deja pocas posibilidades de que se cierre el techo, a menos que el calor no sea algo inusitado. Y no es un asunto menor: por alguna razón, las pistas cubiertas son el escenario menos preferido por Nadal, que corre y se mueve mucho mejor al aire libre.